domingo, 23 de octubre de 2016

La Hipocresía como norma de comportamiento cívico-político

Mientras intento escribir algunas reflexiones a favor de la Huelga de la Enseñanza convocada para el próximo miércoles 26 de octubre, tengo de fondo el soniquete del programa especial que La Sexta le está dedicando a un Comité Federal del PSOE convocado para poner la alfombra roja al PP. Es tal la banalización informativa y tan descarado el afán de tratar las noticias como espectáculo que resulta cada día más difícil distinguir a Antonio García Ferreras de Belén Esteban y a “Sálvame” de “Al Rojo Vivo”.
Las perogrulladas que me bombardean consiguen hacerme buscar similitudes entre los que apuestan en un caso por no secundar la huelga mientras mantienen que están a favor de la Enseñanza Pública y en el otro por abstenerse en la votación de investidura mientras afirman que son de Izquierdas.

Para evitar dolores de cabeza les doy por anticipado la mayor: quien busque excusas para no ir a la huelga encontrará todas las que desee. Las mismas que quienes con su acción (no omisión) prefieren a Rajoy de presidente. Lo que en ningún caso lograrán es la cuadratura del círculo de la coartada perfecta, esa que tantas veces permitió al PSOE decir una cosa para hacer la contraria.
En el caso de la Enseñanza Pública mantener  la LOMCE, ley que combina en un cóctel demoníaco extremismo ideológico, pensamiento clasista y fundamentalismo religioso, será posible gracias al silencio cómplice de quienes -pese a sufrir en sus carnes las consecuencias de su aplicación- optaron por mirar hacia otro lado y no oponerse.
En el caso del PSOE regalar el gobierno a “gürtelitos” y demás fauna será un detalle de sus barones y baronesas que, de propina, añadieron al lote la decapitación pública de Pedro Sánchez mientras “Salomé Díaz” ejecutaba la danza del “interés de España”.
En ambos no cabe hablar de víctimas inocentes. Quien con su inacción permite la injusticia no es víctima, es cómplice. Aunque tras su decisión haya argumentos tan de peso como la atracción por las puertas giratorias que llevan a ese consejo de administración que trae incorporado de serie dietas y puro o la red social construida a base de cumpleaños y fiestas fin de curso del niño matriculado en el centro religioso (sostenido con los impuestos de toda la ciudadanía, tenga o no creencias) aunque el sueldo en la casa entre gracias al trabajo del padre/madre en la Pública.
Siempre me ha llamado la atención el hecho de que pueda haber enseñantes de la Pública eligiendo para sus hijos el sistema concertado. Estoy seguro que si es al revés y se entera el dueño del colegio los mandaría al paro con un argumento irrefutable: “si no se fían de la educación que sus hijas reciben en mi Centro y las mandan a la competencia es porque tampoco se fían de su propia profesionalidad”.
Cuando ocurren situaciones como las del Comité Federal o la Huelga, las excusas peregrinas florecen cual champiñones. Algunas, por lo endeble, terminan provocando una sonrisa de conmiseración. Mi preferida es la de quien en la Enseñanza se niega a secundar una huelga de un día “porque no sirve para nada y debía hacerse indefinida” para pasar al “no me puedo permitir el lujo de perder más de un día de salario” si se programan varias jornadas de movilización. ¡Profundos conocedores del origen del Movimiento Obrero que como sabemos siempre desarrollo la lucha por los derechos colectivos en un ambiente nada hostil y favorecido por la comprensión del patrón!

O del que en Política dice actuar por el “interés de España, utilizando la cabeza y no el corazón” (versión actualizada del clásico del pensamiento nacional-católico “Dios escribe derecho con renglones torcidos”), mientras  mira para el otro lado y se niega a ver las consecuencias del actual  desastre social provocado por quienes ejecutan de forma sumisa las recetas de la Troika. Son médicos sin conocimiento que cuando más débil está el paciente  proponen como único remedio sangría de derechos y dieta estricta a pan y agua.
Eso sí cuando lleguen los recortes y el diktat de Europa, el aumento de la precariedad, las reválidas, el fracaso escolar por falta de medios, la disminución de alumnado… ¿a quién culparán? ¿Les bastará para tranquilizar su laxa conciencia con decir en la barra del bar o en el plató de la televisión amiga un “yo no he sido”?
La equidistancia, la neutralidad exquisita, el no querer optar o el repetir como papagayo ese “todos son iguales” tan patrocinado por el Sistema para asegurarse el control mediante el desánimo, son las mejores bombas contra nuestros derechos colectivos.
No se olvide que tras un “yo no entiendo de política” (remedo del “haga como yo, no se meta en política” del sangriento dictador Franco) se esconde siempre un apoyo implícito al orden vigente, pues quien emite el pensamiento se considera integrante mental del Sistema aunque a su vez pueda ser una víctima del diseño económico que éste impone.
Hace ya mucho tiempo en una reunión familiar un pariente lejano justificaba  -sin que nadie lo pidiera- el banderón estadounidense que cubría todo el pecho de su hijo de cinco años gracias a un jersey Tommy Hilfiger. “Se lo ha regalado un tío. Se lo tengo que poner” dijo. A lo que contesté con un “Bueno, si ese es el problema, mañana le regalo una camiseta del Che”, replicado instantáneamente por un “Hombre no, eso no ¡Eso no se le puede poner a un niño!” La breve conversación encarnó el concepto de hegemonía social y política de Gramsci: cuando el Poder consigue que se vea natural y neutro lo que no deja de ser una decisión ideológica gracias a la subordinación y sometimiento de los implicados. Esas posturas no son inocuas, nos hacen un daño inmenso.
Por ello cuando tenemos información y propuestas alternativas, nuestra apuesta por  la lucha debe ser nítida. No olvidemos: la LOMCE se aplicará porque al final no conseguimos el músculo necesario para levantar un contrapoder. Lo que no quita ni un ápice de mérito a las resistencias de las Mareas Verdes. Rajoy gobernará porque el PSOE así lo ha querido. Apuntad para el diccionario de las infamias el dato de los 139 votos pro-PP.
¿Y la llama del “abuelo Pablo”? Parece que se apagó ¿Y su recuerdo? Ni está ni se le espera. A mayor gloria del trío González-Díaz-Hernando ¿Quién decía eso de que Roma no pagaba?
Juan Rivera, coordinador de la Mesa Estatal del FCSM


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