Documento político
del FCSM en la actual situación
Madrid, 17 de
septiembre de 2016
En la reunión preparatoria celebrada el
pasado 27 de julio (vía Skype) de la Mesa Estatal del FCSM, acordamos presentar
tres propuestas de documento, uno político, otro organizativo y otro sobre
movimientos sociales, que sirviesen de borrador para fijar el debate. Las
líneas siguientes intentarán simplemente plasmar las ideas que l@s componentes
de la Mesa Estatal y el FCSM viene defendiendo desde el inicio de su andadura y
que han sido aprobadas por la II Asamblea Estatal que tuvo lugar en Córdoba el
pasado mes de abril.
Porque es necesario recordar que,
para analizar la situación político-social que viviremos este otoño de 2016 no
partimos de cero. Al contrario, tienen plena vigencia la mayoría de las
propuestas que como FCSM realizamos en 2015 (“Hoja de ruta: Último Aviso”, Mesa
Estatal del 30 de mayo, refrendada en la Coordinadora Estatal el 20 de junio) y
en 2016 (“Tod@s somos imprescindibles: y tú, ¿qué puedes aportar?”,
II Asamblea FCSM) que a su vez conectaban con los puntos programáticos que nos
hizo constituirnos como FCSM en 2012.
Como pilar central, siempre hemos
mantenido que nuestro objetivo era ayudar en la articulación de un verdadero
contrapoder político que aglutinara a la mayoría de la población, única
forma de intentar combatir con garantías de éxito las embestidas del verdadero
Poder: el económico-financiero.
A los 4 años de nuestro
nacimiento constatamos que lo advertido una y otra vez en nuestros análisis va
tomando una forma cada vez más nítida: el Régimen está demostrando capacidad
de recomposición, mientras mantiene o incrementa la profunda involución
democrática en derechos y libertades. Por duro que resulte reconocerlo, a una parte importantísima del
electorado no le influyen ni los casos de corrupción ni las políticas de
recortes a la hora de emitir el voto. Sigue respaldando las propuestas de la
Derecha económica. Basta con mirar los resultados de las últimas generales o
las autonómicas gallegas y vascas del 25S.
A ello ayuda (y mucho) la notable
disminución en la movilización social (una vez alcanzado el cenit en las
marchas del 22M del 2014, el retroceso es constante) y que las fuerzas del
Bipartito junto a su marca blanca Ciudadanos han sido capaces, pese a disputas
formales que no de fondo, de marcarnos la agenda política.
Su táctica: poner en el centro
del debate político elementos menores como los pactos de gobierno fracasados
entre partidos con el mismo programa económico o la presunta inestabilidad
institucional que acarrea la ausencia de gobierno a la vez que saca del mismo
elementos centrales como paro, crisis, precariedad, pérdida de derechos... que
sí condicionan nuestro día a día.
Buscando de rebote provocar en
amplias capas populares la sensación de hastío que les haga renunciar incluso a
la única herramienta de participación en las decisiones que much@s utilizan:
acudir a las urnas cada “x tiempo”. Saben perfectamente que al sector de la
población española que apoya el actual diseño social se beneficia de la crisis
y/o está condicionado por los mecanismos de control ideológico (bombardeo
mediático) en la formación de sus decisiones, no le afectan estos vaivenes y
terminan respaldando la iniciativa que marque el Poder.
Por ello subrayábamos una y otra
vez, pese a nuestro total apoyo a la
formación de candidaturas unitarias el pasado 26J, que una lucha política
llevada exclusivamente al terreno electoral sólo nos garantizaba la derrota
segura y que la presencia en las instituciones, aun siendo una pata importante,
no es un fin en sí misma, fácilmente invalidable si detrás no tiene el aliento
de una masa crítica que proponga, empuje y exija. Si no se conjuga lucha social
y labor institucional el fracaso lo tenemos garantizado. Recurrir al
cortoplacismo de fiarlo todo a la presencia en las Instituciones es renunciar a
ser contrapoder. Pueden y deben
mezclarse las reivindicaciones en la calle con la gestión / oposición salida de
las urnas. Y dentro de este último
apartado acompañar la cultura de resistencia con propuestas de gobierno.
Ese es el cimiento para asentar la hegemonía ideológica a la que aspiramos.
En todos nuestros documentos
hemos repetido un mantra: “¿qué hacer el
día D+1?”, al día siguiente de cerrarse los colegios electorales y contar
los votos. En este otoño volvemos a la misma casilla y pensamos que la tarea
esencial del FCSM es contribuir a fijar la agenda de la política nacional - tal
como hicimos cuando nos volcamos en dar forma a las Marchas de la Dignidad o en
conseguir la unidad electoral, que se encarnó en las Mareas, En Común, Unidos
Podemos...-diferenciando nítidamente entre lo fundamental y lo accesorio.
Es triste reconocer que ahí la
Derecha nos lleva una gran ventaja. La que le permite no enredarse en momentos
esenciales en disquisiciones teóricas sobre galgos o podencos. ¿Imaginamos cómo
hubiese sido el panorama político español con un millón de votos más a las
candidaturas de Unid@s Podemos?
Como rasgos generales de nuestro
discurso y actividad debemos profundizar en la exigencia del cumplimiento de los
acuerdos firmados sobre Derechos Humanos y la vigente Constitución de 1978. Reivindicar como nuestros los
artículos que el Poder desprecia, contraponiendo el modelo de Europa que queremos
frente al que tenemos. Buscar las contradicciones.
No se nos escapa que la excusa de
cumplir “leyes internacionales” (curiosamente solo deben respetarse las que
benefician el diseño capitalista) sirve para liquidar las Constituciones
nacionales, especialmente las de los países del Sur de Europa, por el método de
vaciarlas de derechos y contenidos sociales
No dudamos de que la tarea a la
que nos enfrentamos sea ambiciosa e ingente. El reto la hace atractiva.
Por unanimidad la mesa Estatal
reunida en Madrid el pasado sábado 17 de septiembre, acordó el objetivo de
poner en marcha un plan de formación
que proporcione herramientas a la Ciudadanía. Pensamos que experiencias
parciales llevadas a cabo por asambleas como Valencia o Córdoba pueden extrapolarse
al conjunto del Estado
La praxis del FCSM debe girar
alrededor de la movilización y la contestación social. Una vez constatada cómo
se debilitan nuestras posiciones cuando se da un paso atrás en las
movilizaciones, no queda otra que volver a retomar el impulso del paso
adelante. Si no lo hacemos estamos dejando el campo libre para que las
carencias de la ciudadanía terminen por dar cobijo y permitan la expansión de
la derecha neofascista como ya ocurre en otros lugares de Europa, aunque
subrayamos la particularidad hispana de que esta derecha ultraconservadora se
encuentra cómoda y perfectamente representada en las propuestas y acciones
gubernamentales del PP. No menospreciemos el cóctel que combina la rebelión de
las élites con la emergencia de los populismos de derechas y con el enfrentamiento
(azuzado por los privilegiados) entre las víctimas. Tampoco el peligro de
entrar en un periodo prebélico en el que la OTAN puede utilizar a Europa como
laboratorio en su estrategia de juegos de guerra. Ni la imposibilidad de
levantar un nuevo diseño de Europa dentro del Euro.
Nos quieren (y a veces parece que
lo van logrando) acostumbrar a vivir en la precariedad. Han instalado en
nuestro pensamiento que la crisis no es pasajera y que debemos acostumbrarnos a
la superviviencia antes que a reivindicar Derechos. La precarización laboral
consolidada nos ha llevado a ingresar en el poco exclusivo club de países en
los que tener un trabajo (no fijo, no estable) ya no garantiza al trabajador, a
la empleada, llegar a fin de mes. El foco -puesto especialmente sobre los
jóvenes- remacha la idea de que las dos únicas opciones, caídas por supuesto
del cielo, nunca consecuencia de decisiones políticas de las élites, son o
hacer las maletas o conformarse con sobrevivir.
Tenemos delante un reto:
convertir al FCSM en ese pegamento y espacio de convivencia que nos ha
permitido ser un interlocutor aceptado por organizaciones políticas y
movimientos sociales. Somos conscientes de nuestra debilidad organizativa que
es contrarrestada por el respeto de much@s ante una organización acostumbrada a
generar propuestas inclusivas que no buscan –no nos presentamos a las
elecciones - el posible beneficio de cargos o prebendas. Los recortes, las
dificultades, las humillaciones a las clases populares van a continuar. Para
articular resistencias se hace más necesario que nunca contribuir a generar
expectativas e ilusiones de cambio.
Que las agresiones nunca
encuentren nuestro silencio. Volcarnos como FCSM en que la próxima Marcha de la
Dignidad y las movilizaciones prevista para octubre sean un éxito es una buena forma de empezar a
gritar.
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