lunes, 3 de octubre de 2016

FCSM: NO con nuestro silencio

Documento político del FCSM en la actual situación
Madrid, 17 de septiembre de 2016

    En la reunión preparatoria celebrada el pasado 27 de julio (vía Skype) de la Mesa Estatal del FCSM, acordamos presentar tres propuestas de documento, uno político, otro organizativo y otro sobre movimientos sociales, que sirviesen de borrador para fijar el debate. Las líneas siguientes intentarán simplemente plasmar las ideas que l@s componentes de la Mesa Estatal y el FCSM viene defendiendo desde el inicio de su andadura y que han sido aprobadas por la II Asamblea Estatal que tuvo lugar en Córdoba el pasado mes de abril.
     Porque es necesario recordar que, para analizar la situación político-social que viviremos este otoño de 2016 no partimos de cero. Al contrario, tienen plena vigencia la mayoría de las propuestas que como FCSM realizamos en 2015 (“Hoja de ruta: Último Aviso”, Mesa Estatal del 30 de mayo, refrendada en la Coordinadora Estatal el 20 de junio) y en 2016 (“Tod@s somos imprescindibles: y tú, ¿qué puedes aportar?”, II Asamblea FCSM) que a su vez conectaban con los puntos programáticos que nos hizo constituirnos como FCSM en 2012.
      Como pilar central, siempre hemos mantenido que nuestro objetivo era ayudar en la articulación de un verdadero contrapoder político que aglutinara a la mayoría de la población, única forma de intentar combatir con garantías de éxito las embestidas del verdadero Poder: el económico-financiero.
     A los 4 años de nuestro nacimiento constatamos que lo advertido una y otra vez en nuestros análisis va tomando una forma cada vez más nítida: el Régimen está demostrando capacidad de recomposición, mientras mantiene o incrementa la profunda involución democrática en derechos y libertades. Por duro que resulte reconocerlo, a una parte importantísima del electorado no le influyen ni los casos de corrupción ni las políticas de recortes a la hora de emitir el voto. Sigue respaldando las propuestas de la Derecha económica. Basta con mirar los resultados de las últimas generales o las autonómicas gallegas y vascas del 25S.
    A ello ayuda (y mucho) la notable disminución en la movilización social (una vez alcanzado el cenit en las marchas del 22M del 2014, el retroceso es constante) y que las fuerzas del Bipartito junto a su marca blanca Ciudadanos han sido capaces, pese a disputas formales que no de fondo, de marcarnos la agenda política.

    Su táctica: poner en el centro del debate político elementos menores como los pactos de gobierno fracasados entre partidos con el mismo programa económico o la presunta inestabilidad institucional que acarrea la ausencia de gobierno a la vez que saca del mismo elementos centrales como paro, crisis, precariedad, pérdida de derechos... que sí condicionan nuestro día a día.
   Buscando de rebote provocar en amplias capas populares la sensación de hastío que les haga renunciar incluso a la única herramienta de participación en las decisiones que much@s utilizan: acudir a las urnas cada “x tiempo”. Saben perfectamente que al sector de la población española que apoya el actual diseño social se beneficia de la crisis y/o está condicionado por los mecanismos de control ideológico (bombardeo mediático) en la formación de sus decisiones, no le afectan estos vaivenes y terminan respaldando la iniciativa que marque el Poder.
    Por ello subrayábamos una y otra vez, pese a nuestro total apoyo a la formación de candidaturas unitarias el pasado 26J, que una lucha política llevada exclusivamente al terreno electoral sólo nos garantizaba la derrota segura y que la presencia en las instituciones, aun siendo una pata importante, no es un fin en sí misma, fácilmente invalidable si detrás no tiene el aliento de una masa crítica que proponga, empuje y exija. Si no se conjuga lucha social y labor institucional el fracaso lo tenemos garantizado. Recurrir al cortoplacismo de fiarlo todo a la presencia en las Instituciones es renunciar a ser contrapoder. Pueden y deben mezclarse las reivindicaciones en la calle con la gestión / oposición salida de las urnas. Y dentro de este último apartado acompañar la cultura de resistencia con propuestas de gobierno. Ese es el cimiento para asentar la hegemonía ideológica a la que aspiramos.
    En todos nuestros documentos hemos repetido un mantra: “¿qué hacer el día D+1?”, al día siguiente de cerrarse los colegios electorales y contar los votos. En este otoño volvemos a la misma casilla y pensamos que la tarea esencial del FCSM es contribuir a fijar la agenda de la política nacional - tal como hicimos cuando nos volcamos en dar forma a las Marchas de la Dignidad o en conseguir la unidad electoral, que se encarnó en las Mareas, En Común, Unidos Podemos...-diferenciando nítidamente entre lo fundamental y lo accesorio.
   Es triste reconocer que ahí la Derecha nos lleva una gran ventaja. La que le permite no enredarse en momentos esenciales en disquisiciones teóricas sobre galgos o podencos. ¿Imaginamos cómo hubiese sido el panorama político español con un millón de votos más a las candidaturas de Unid@s Podemos?
   Como rasgos generales de nuestro discurso y actividad debemos profundizar en la exigencia del cumplimiento de los acuerdos firmados sobre Derechos Humanos y la vigente Constitución de 1978. Reivindicar como nuestros los artículos que el Poder desprecia, contraponiendo el modelo de Europa que queremos frente al que tenemos. Buscar las contradicciones.
   No se nos escapa que la excusa de cumplir “leyes internacionales” (curiosamente solo deben respetarse las que benefician el diseño capitalista) sirve para liquidar las Constituciones nacionales, especialmente las de los países del Sur de Europa, por el método de vaciarlas de derechos y contenidos sociales
   No dudamos de que la tarea a la que nos enfrentamos sea ambiciosa e ingente. El reto la hace atractiva.
   Por unanimidad la mesa Estatal reunida en Madrid el pasado sábado 17 de septiembre, acordó el objetivo de poner en marcha un plan de formación que proporcione herramientas a la Ciudadanía. Pensamos que experiencias parciales llevadas a cabo por asambleas como Valencia o Córdoba pueden extrapolarse al conjunto del Estado
   La praxis del FCSM debe girar alrededor de la movilización y la contestación social. Una vez constatada cómo se debilitan nuestras posiciones cuando se da un paso atrás en las movilizaciones, no queda otra que volver a retomar el impulso del paso adelante. Si no lo hacemos estamos dejando el campo libre para que las carencias de la ciudadanía terminen por dar cobijo y permitan la expansión de la derecha neofascista como ya ocurre en otros lugares de Europa, aunque subrayamos la particularidad hispana de que esta derecha ultraconservadora se encuentra cómoda y perfectamente representada en las propuestas y acciones gubernamentales del PP. No menospreciemos el cóctel que combina la rebelión de las élites con la emergencia de los populismos de derechas y con el enfrentamiento (azuzado por los privilegiados) entre las víctimas. Tampoco el peligro de entrar en un periodo prebélico en el que la OTAN puede utilizar a Europa como laboratorio en su estrategia de juegos de guerra. Ni la imposibilidad de levantar un nuevo diseño de Europa dentro del Euro.
   Nos quieren (y a veces parece que lo van logrando) acostumbrar a vivir en la precariedad. Han instalado en nuestro pensamiento que la crisis no es pasajera y que debemos acostumbrarnos a la superviviencia antes que a reivindicar Derechos. La precarización laboral consolidada nos ha llevado a ingresar en el poco exclusivo club de países en los que tener un trabajo (no fijo, no estable) ya no garantiza al trabajador, a la empleada, llegar a fin de mes. El foco -puesto especialmente sobre los jóvenes- remacha la idea de que las dos únicas opciones, caídas por supuesto del cielo, nunca consecuencia de decisiones políticas de las élites, son o hacer las maletas o conformarse con sobrevivir.
   Tenemos delante un reto: convertir al FCSM en ese pegamento y espacio de convivencia que nos ha permitido ser un interlocutor aceptado por organizaciones políticas y movimientos sociales. Somos conscientes de nuestra debilidad organizativa que es contrarrestada por el respeto de much@s ante una organización acostumbrada a generar propuestas inclusivas que no buscan –no nos presentamos a las elecciones - el posible beneficio de cargos o prebendas. Los recortes, las dificultades, las humillaciones a las clases populares van a continuar. Para articular resistencias se hace más necesario que nunca contribuir a generar expectativas e ilusiones de cambio.
Que las agresiones nunca encuentren nuestro silencio. Volcarnos como FCSM en que la próxima Marcha de la Dignidad  y  las movilizaciones prevista para octubre sean un éxito es una buena forma de empezar a gritar.

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