martes, 27 de septiembre de 2016

De la Manipulación y desinformación en los medios de comunicación en españa.


Donbass-Levante: dos guerras para un solo objetivo. Encargado de cortar la «nueva ruta de la seda», que debe pasar por Siberia y llegar hasta la Unión Europea pasando por Ucrania, el presidente Petro Porochenko se presentó el 21 de septiembre ante el Consejo de Seguridad de la ONU y recitó nuevamente la propaganda anglosajona sobre la guerra contra Siria e Irak, conflicto que apunta a cortar el trayecto histórico de la «Ruta de la seda».

El alto al fuego proclamado en Siria sólo se mantuvo durante la semana de la fiesta musulmana del Aid. Fue el enésimo cese de hostilidades proclamado desde que Estados Unidos y Rusia firmaron el acuerdo para el restablecimiento de la paz. Duró lo mismo que esa paz y que los anteriores paréntesis en los combates.

Comencemos recordando los hechos: el 12 de diciembre de 2003, el presidente estadounidense George W. Bush firmaba una declaración de guerra contra Siria, la Syrian Accountability Act. Luego de une serie de intentos de iniciar las hostilidades (Cumbre de la Liga Árabe de 2004, asesinato del ex primer ministro libanés Rafic Hariri en 2005, agresión israelí contra el Líbano en 2006, creación del Frente de Salvación en 2007, etc.), las Fuerzas Especiales de Estados Unidos pasaban a la ofensiva a principios de 2011 provocando –en función de un plan preconcebido–una serie de acontecimientos que debían hacer creer que existía en Siria una «revolución interna». Después estrellarse contra 2 vetos de Rusia y China en el Consejo de Seguridad, Estados Unidos aceptaba una paz en Ginebra, paz firmada –sin la presencia de las partes sirias– el 30 de junio de 2012..
Primera observación:
Los que afirman que al actual conflicto no es una agresión externa sino una «guerra civil» no pueden explicar cuáles fueron los resultados de la declaración de guerra contra Siria firmada en 2003 por el presidente Bush Jr., ni por qué la paz de 2012 se firmó entre las dos grandes potencias y sin que estuviera presente ni un solo sirio.
Desde que se firmó la paz –hace 4 años–, la guerra se ha reiniciado siempre, a pesar de los múltiples intentos de alcanzar arreglos negociados, cara a cara, entre el secretario de Estado John Kerry y el ministro ruso de Exteriores Serguei Lavrov.
A lo largo de estos 4 años, he descrito detalladamente los sucesivos conflictos dentro del aparato estatal de Estados Unidos (las maniobras de Jeffrey Feltman y de los generales David Petraeus y John Allen contra el presidente Barack Obama, así como los problemas en el CentCom). Actualmente, según la prensa estadounidense, los grupos armados de la CIA y los del Pentágono luchan entre sí en Siria; mientras que el secretario de Defensa Ashton Carter declara públicamente no creer que sus subordinados acepten aplicar el acuerdo… ¡firmado por el secretario de Estado John Kerry!, quien se declara a su vez escéptico sobre su propia capacidad para lograr que Estados Unidos respete el acuerdo que él acababa de firmar en nombre de… ¡Estados Unidos!
Segunda observación:
No sólo el presidente Barack Obama es incapaz de imponer su voluntad a las diferentes ramas de su administración sino que, además, ni siquiera logra actuar al menos como árbitro entre ellas. O sea, cada rama de la administración estadounidense sigue su propia política, actuando simultáneamente contra enemigos externos y contra… las otras ramas del Estado federal.
Estados Unidos ha cambiado repetidamente sus objetivos de guerra, lo cual dificulta la interpretación de su política.
- En 2001, Washington trataba de controlar todos los recursos petrolíferos y gasíferos disponibles a nivel mundial, convencido entonces de que el mundo iba hacia un periodo de escasez en ese sector. Basándose en ese análisis, Washington reunió aliados contra Siria. Pero a finales de los años 2010, abandonó la teoría del «pico petrolero» y se dirigía –al contrario– hacia la independencia energética.
- En 2011, Washington organizó en Siria los disturbios de Deraa, creyendo provocar así un levantamiento popular capaz de derrocar el gobierno laico sirio para poner en el poder a la Hermandad Musulmana. Ese era el esquema de la «primavera árabe». Pero en 2013, después del derrocamiento de Mohamed Morsi en Egipto, sacando conclusiones del fracaso de ese experimento, Washington abandona la idea de confiar el poder a la Hermandad Musulmana en los países árabes.
- En 2014, como la guerra prosigue en Siria, Washington decide utilizarla para obstaculizar el proyecto del presidente chino Xi Jinping destinado a restaurar la «Ruta de la Seda». En función de ese nuevo objetivo, Washington se ve obligado a convertir el «Emirato Islámico de Irak» en Daesh.
- En 2015, después de la intervención militar rusa, y sin renunciar al objetivo anti-chino que ya se había fijado anteriormente, Washington se agrega un segundo objetivo: impedir que Moscú cuestione la hegemonía estadounidense y la organización unipolar de las relaciones internacionales.
Tercera observación:
Los cambios de objetivos son evidentemente rechazados por las potencias afectadas por esos cambios, como Qatar en cuanto a las cuestiones energéticas y la Hermandad Musulmana en lo tocante al derrocamiento del régimen. Pero esos actores cuentan con el respaldo de poderosos grupos de influencia en Estados Unidos: Qatar cuenta con el apoyo de Exxon-Mobil –la transnacional más importante del mundo– y del clan Rockfeller; la CIA y el Pentágono respaldan a la Hermandad Musulmana.
En el campo de batalla, los medios que Rusia ha desplegado demuestran de forma inequívoca la superioridad de las nuevas armas rusas sobre el armamento de la OTAN.
Cuarta observación:
Para los jefes de estado mayor y los comandantes de los diferentes mandos estadounidenses de combate (CentCom, EuCom, PaCom, etc.), el fin de la dominación en materia de guerra convencional no debe permitir que otra potencia cuestione el estatus de Estados Unidos como primera potencia militar mundial. Ese enfoque los lleva a no estar de acuerdo con la CIA sobre el uso de la Hermandad Musulmana, pero siguen siendo aliados de esta última en cuanto a impedir el proyecto de China, lo cual los lleva a respaldar al Emirato Islámico (Daesh).
El acuerdo ruso-estadounidense de principios de septiembre especificaba claramente que varios grupos armados –cuyos líderes han sido considerados presentables por las partes del acuerdo– tenían que separarse de los demás yihadistas. Ese sería el paso previo al establecimiento de una coordinación militar ruso-estadounidense para acabar con los yihadistas. Después de eso, se formaría un gobierno sirio de unión nacional que incluiría líderes de los grupos ya separados de los yihadistas, siguiendo el modelo de los gobiernos locales que los imperialistas europeos impusieron al Imperio Otomano en el siglo XIX.
El Pentágono aceptó ese acuerdo con 2 condiciones:
1- Primeramente, cortar la «Ruta de la Seda». Fue por eso que bombardeó al Ejército Árabe Sirio en Deir ez-Zor, para impedir que se abra la posibilidad de pasar por el valle del Éufrates para evitar el obstáculo que representa el Emirato Islámico.
2- Trabajar con los rusos… pero no en condiciones de igualdad.
La primera condición constituye un acto de guerra contra Siria, perpetrado en pleno alto al fuego, y una ofensa abierta a todo el conjunto de la comunidad internacional. La segunda es evidentement inaceptable para Rusia.
Para desviar la atención del crimen perpetrado por el Pentágono y el Reino Unido en Deir ez-Zor, el MI6 británico organizó el «bombardeo» contra un convoy humanitario.
Ese convoy ya había sido revisado por el Ejército Árabe Sirio. No contenía armas (o ya no contenía armas) y había sido autorizado a circular después del levantamiento del alto al fuego. Se hallaba bajo la responsabilidad de la Media Luna Roja siria –ONG vinculada al gobierno de Damasco– y llevaba ayuda a las poblaciones sirias ocupadas por los yihadistas.
Contrariamente a las declaraciones occidentales, ese convoy nunca fue bombardeado, lo cual es fácilmente verificable visualizando las imágenes divulgadas por el MI6 bajo la etiqueta de los «Cascos blancos». No se ven en esas imágenes los típicos cráteres que dejaría un bombardeo aéreo. El convoy fue objeto de un ataque terrestre y de un incendio. En cambio, las imágenes captadas por un drone ruso muestran la presencia de yihadistas en el lugar del ataque, a pesar de que se trataba de un sector desmilitarizado.
Pero parece que los hechos no son importantes. Estados Unidos acusó a sirios y rusos de haber violado el alto al fuego, a pesar de los hechos mencionados… y a pesar también de que la coalición dirigida por Estados Unidos sí lo había violado anteriormente al bombardear al Ejército Árabe Sirio en Deir ez-Zor. El 21 de septiembre, la propaganda anglosajona fue repetida a coro, con el mayor aplomo, por los ministros y presidentes del bando occidental –John Kerry (Estados Unidos), Petro Porochenko (Ucrania), Jean-Marc Ayrault (Francia) y Boris Johnson (Reino Unido).
Última observación:
Las negociaciones entre John Kerry y Serguei Lavrov se han reanudado. Pero ya no se trata de reescribir nuevamente un acuerdo de paz sobre el cual ya todo está dicho sino de ayudar el Departamento de Estado a vencer los obstáculos y resistencias que está enfrentando en su propio país.


Thierry Meyssan
Thierry Meyssan Intelectual francés, presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa. Última obra publicada en español: La gran impostura II. Manipulación y desinformación en los medios de comunicación (Monte Ávila Editores, 2008).
Fuente: http://www.voltairenet.org 

lunes, 19 de septiembre de 2016

Reunión de la Mesa Estatal y Asamblea Provincial madrileña



El sábado se celebró en Madrid la reunión de la Mesa Estatal del FCSM elegida en la IIª Asamblea celebrada en Córdoba. Fue la primera presencial tras los contactos mantenidos en red.
En ella, tras el análisis del borrador previo, se aportaron ideas y pautas de actuación que conformarán el documento político del FCSM en este periodo.
En él se mantendrán los ejes ideológicos ya conocidos como la formación del contrapoder ciudadano, la lucha por el cumplimiento de los Derechos Humanos suscritos, la importancia de la movilización social y la oposición al actual diseño de la Europa del Euro que nos lleva a un callejón sin salida. A estos objetivos se añade la importancia de la formación teórica, el peligro de la emergencia de los populismos de derechas que pueden calar en la clase trabajadora si no ofrecemos una visión alternativa y el suicidio colectivo que supone la normalización de la precariedad en el nuevo diseño social puesto en pie tras la rebelión de las élites; entre otros más.
En las próximas semanas la redacción definitiva será enviada a l@s adscrit@s y se difundirá por todos los canales de comunicación a los que el FCSM tiene acceso. En el apartado organizativo interno se analizó la situación actual de la organización tanto en el Estado como en los distintos territorios.
Y como propuestas de acción inmediata: mantener el apoyo a la extraordinaria lucha de algunas Asambleas del FCSM en pro de la Renta Básica (Aragón, Extremadura) o de la Renta de Garantía Ciudadana (Cataluña), la presencia activa en la reunión de la coordinadora de las Marchas que se celebrará en Madrid el próximo 24, la participación en las movilizaciones internacionales de octubre contra el CETA y el TTIP, el respaldo e implicación en las acciones programadas para octubre por las PAH, Stop Desahucios y plataformas por la Vivienda Digna.
Al finalizar la reunión, l@s compañer@s del FCSM Madrid celebraron una concurrida asamblea en la que participaron nuestros compañeros Julio Anguita y Juan Rivera (Coordinador de la Mesa Estatal).

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Lo que nos da sentido


Quiero hacer dos aclaraciones previas al desarrollo de mi exposición. La primera es que al decir nos o nosotros, me estoy refiriendo a las personas – militen o no en colectivos de diversa índole – que en esta hora están dispuestas a afrontar de manera asociada y organizada la tarea del Cambio social en nuestro país y además con vocación de generar redes y acuerdos internacionales en pos del mismo objetivo. En consecuencia, no me refiero sólo al PCE, IU o Unidos Podemos sino también a quienes -estén donde estén- siguen pensando en que se impone lo que en otras ocasiones he denominado la Construcción de la Alternativa a la realidad que padecemos la mayoría.
     La segunda precisión hace referencia a que este escrito no ha sido concebido fuera de las experiencias más inmediatas y cercanas. Al contrario, se incardina en la “decepción” tras el 26J y también en la pérdida de pulso, apatía y anomia en la que, de manera generalizada, los sedicentes partidarios del Cambio nos hemos instalado tras las últimas elecciones. E incluso mucho antes, a juzgar por reticencias, resistencias y concesiones a la “opinión publicada”. También tengo presente la apuesta que a la desesperada están haciendo Sánchez y su equipo de dirección por aparecer, cara a unas probables elecciones, como la única oposición firme al PP.
     Es lógico que los lectores esperen un análisis -siquiera somero- o un comentario acerca de los resultados del 26 J. Les anticipo que no será así. Y no es porque el autor de estas líneas carezca de opinión sobre tal cuestión sino porque en estos críticos momentos, el debate sobre la propuesta, política y organizativa, cara a la inmediata puesta en marcha de la acción planificada, debe prevalecer frente a cualquier otra discusión que nos paralizaría, habida cuenta de los aspectos negativos de nuestra cultura, tantas veces verificados en la experiencia. Creo, además, que el debate, el diálogo, la discusión sobre objetivos concretos, metas, alianzas y programas, seguidas del necesario acuerdo, es la mejor manera de crear una atmósfera de serenidad para la corrección de errores tanto en el diseño de las políticas como en la puesta en práctica de las mismas.
    Mi exposición se basa en tres objetivos a desarrollar y en una serie de comentarios y precisiones sobre el espíritu, las maneras y la filosofía política que debe enmarcarlos.
    Considero que la Confluencia Política es una meta, un método, un proyecto y un marco de trabajo político a los cuales no debemos renunciar. Pero, desde luego, no puede entenderse como Convergencia lo habido hasta ahora: una simple yuxtaposición de siglas hecha con prisas y agobios por la premura del tiempo electoral. En la actual convergencia política, son todos los que están, pero no están todos los que son (siglas políticas, colectivos, plataformas y personas a título individual). Y aún más, la Confluencia no conseguirá su objetivo político – social (crear un Contrapoder) si las militancias partidarias y los demás no aprenden a trabajar en común, en la elaboración de propuestas programáticas, el diseño y la organización de campañas y movilizaciones, la discusión serena de objetivos: finales, parciales y aplicados al territorio más inmediato. Y todo ello implica un esquema organizativo flexible pero claramente marcado en sus líneas definitorias e incuestionables.
    La Confluencia Política por sí sola puede erigirse en una fuerza electoral importante que sirva para dirimir las cuestiones institucionales y sesgar determinadas políticas hacia los intereses mayoritarios. Eso sin duda es importante, pero a la luz del proyecto que confesamos defender es totalmente insuficiente. Se impone también la consecución de la Confluencia Social, es decir la creciente sintonía en programas que sean la base común de las reivindicaciones que dieron origen a asambleas, plataformas, movimientos, etc. Junto a ello es necesaria la sintonía en la organización de movilizaciones, el carácter de las mismas e incluso los métodos, lenguajes y actitudes para que sean entendibles por la inmensa mayoría sin la cual el Cambio nunca será posible. Considero fundamental que sindicalistas y organizaciones sindicales que inequívocamente asuman el planteamiento de la creación del contrapoder se incorporen a esta tarea que trasciende siglas, culturas y experiencias. Este objetivo de la Confluencia Social no puede ser abordado desde los integrantes de la Confluencia Política como tales. Debe ser asumido desde las fuerzas sociales que luchan pero que aún no han sido capaces de superar la etapa de luchas aisladas, esporádicas y más o menos voluntaristas. El enemigo a batir nos enseña, cada día y en su práctica, todo lo contrario.
     Es prioritario que tanto la Confluencia Política como la Social consigan el Consenso de la mayoría social. Sin ese consenso las propuestas, los objetivos y los esfuerzos organizativos se perderán y diluirán en la nada. Ninguna época de crisis, pero ésta especialmente por ser sistémica, puede ser contestada y superada favorablemente para la mayoría sin el concurso y aquiescencia expresa y/o tácita de esa mayoría social. Una mayoría social que está definida por las condiciones objetivas de su existencia, aunque subjetivamente esté fraccionada ideológica, política y culturalmente. Pasar de la subjetividad a la objetividad no es cuestión de discursos, slogans, pedigrís revolucionarios o análisis vanguardistas sino la tarea permanente de explicar, concienciar y superar con métodos y lenguajes nuevos la abducción que una parte de la mayoría social sufre por parte de las ideas reaccionarias y neoliberales. En ese sentido, el consenso es también hijo de las otras formas de hacer política, el valor del ejemplo y las nuevas maneras de ejercer el trabajo institucional y el de base social.
    Lo anterior, que someramente he expuesto, es un plan, un proyecto de trabajo que necesita para ser abordado una serie de premisas políticas, ideológicas y de actitud frente a la situación presente. Las enumero de manera indiciaria a causa del espacio de que dispongo.
    La primera estriba en salir de esta indolencia hija del 26-J. Setenta y un diputados bien organizados y pateando sus circunscripciones de manera permanente es algo muy a tener en cuenta, sobre todo por la plataforma de más de cinco millones de votos que nos sustenta. Si se trabaja bien y sin concesiones a la “imagen” predeterminada por los medios de comunicación, se sentarán las bases de futuros y decisivos avances institucionales, sociales y de ampliación del consenso.
     No nos engañemos, para producir el Cambio no podemos confiar en alianzas fijas y, estratégicas con las demás fuerzas políticas homologadas por el sistema. Solamente son posibles determinadas ententes en asuntos concretos y esporádicos. El discurso consistente en asimilar el actual PSOE con la Izquierda es erróneo, va contra nuestro proyecto estratégico y además la realidad y la memoria se encargan de negarlo. Lo coyuntural no puede ser elevado a la categoría de sólida directriz de trabajo o de discurso propositivo.
    No agüemos nuestro mensaje. Somos lo que somos. Queremos lo que queremos. Y desde esa posición manifestada sin complejos planteamos, proponemos a la mayoría una propuesta de trabajo para ir cambiando, con ella, la realidad. Nuestro problema consiste, muchas veces, en que entendemos la radicalidad como sinónimo de expresiones y palabras duras y con voluntad de enmarcar nuestras acciones en una épica que nunca, históricamente, ha sido así. El tremendismo suele ocultar falta de sustancia. Un lenguaje mesurado, convincente y directo, junto con una práctica ejemplar, hacen cambiar y variar los prejuicios más consolidados si, además, las propuestas son beneficiosas para la mayoría. Lo concreto disuelve muchas barreras ideológicas. En la política transformadora son muy necesarias la didáctica, la pedagogía y la mayéutica socrática.
   Es necesario que la cultura de la participación se organice y se cohesione a través de reglas, democráticamente aprobadas y también a través del sentido de responsabilidad personal. La derecha nos está demostrando cómo no hay confusión en ella a la hora de distinguir entre lo fundamental y lo accesorio, en cada momento. La organización democrática es la máxima expresión de la libertad y la participación.
   Nosotros queremos ser un instrumento para el Cambio social. Y ello comporta que, defendiendo y respetando siglas y culturas que se han ganado la respetabilidad histórica, el objetivo es siempre prioritario y al que se deben supeditar otras consideraciones. Creo, además, que esa es la mejor manera de hacer de unas siglas el sinónimo de necesidad y de existencia imprescindible.
    Seguimos prioritariamente instalados en la cultura de la reivindicación y la protesta. Considero que, sin obviar en absoluto esa función, debemos ir creando entre nosotros la cultura de Gobierno, es decir que junto a la denuncia general o en casos concretos de las injusticias del sistema y de los gobiernos, se debe programar, cuantificar, estudiar y elaborar los mecanismos legales que concretan una alternativa tanto de gobierno como de Estado o modelo de sociedad. Ni que decir tiene que la abandonada Elaboración Colectiva tal y como fue diseñada, aprobada y ejercida durante un tiempo, bastante efímero, debe ser recuperada.
    Cuando se escriben estas líneas aparece como probable la convocatoria de Elecciones Generales para el 25 de diciembre. Aparte de la denuncia que merece esta artería de Rajoy creo que debemos reflexionar mesuradamente sobre las campañas electorales y a continuación obrar en consecuencia. Para mí una campaña no es otra cosa que someter al veredicto popular un discurso, unas prácticas y una ejecutoria mantenida en el tiempo y con anterioridad. Nada más. En nosotros no deben caber giros repentinos en nuestra denominación ni tampoco veladuras de programas y valores. Somos lo que somos y lo asumimos ante una población que agradece la ausencia de travestismos a última y apresurada hora.
    Y una última cuestión que para mí es la más importante. En nuestro mensaje encuentro dos carencias básicas que, a mi juicio, deben ser corregidas:
    La rotundidad y claridad en designar, describir y definir al enemigo. Éste no es solamente unas siglas o unas organizaciones sino las ideas, valores, políticas y actos que impulsan. Nosotros combatimos determinadas visiones del mundo que llevan aparejadas prácticas, programas y políticas contrarias a los intereses de la mayoría social. Combatir el neoliberalismo e intentar superarlo es asumir que éste está representado por más siglas que las del PP. En esta hora de la crisis sistémica y de modelo económico Keynes no puede ser erigido como panacea.
    Nuestro silencio sobre la UE es clamoroso. Es aquí donde se necesita un mensaje claro y rotundo. Yo no pido desde estas columnas la salida del euro (cosa de la que soy ferviente partidario) sino simplemente y para abordar el núcleo duro de los problemas, la iniciación de un debate, un análisis, un acercamiento a las causas, orígenes y consecuencias de la UE actual. Todo menos el silencio que termina por hacerse connivente con la situación. La UE, la deuda o el compromiso con reducir el déficit no pueden ser criticados sin entrar, como debemos, en sus raíces profundas. Nuestro sentido de la responsabilidad necesita ser aquilatado y contrastado con las necesidades de la mayoría social que sufre las consecuencias de la Europa neoliberal. No podemos criticar unas consecuencias sin criticar, primero, las causas.
PD. -Acabada la redacción de este artículo ha tenido lugar la segunda sesión de Investidura. En ella Sánchez ha insinuado la posibilidad de encarnar una alternativa a la candidatura de Rajoy. Naturalmente que ello implica el apoyo pactado y negociado de Unidos Podemos y otras fuerzas políticas. Sobre ello quiero hacer unas consideraciones.
    Creo que, tal y como arriba he expresado, el PSOE, en condiciones normales, no puede encabezar una acción política que desemboque en el Cambio que postulamos. Y ello por dos razones: La primera dimana del co-ejercicio del bipartidismo que durante décadas le ha atado a sus acuerdos con el PP en cuestiones de suma importancia y trascendencia. Y la segunda no es otra que las líneas rojas que al actual equipo dirigente del PSOE le imponen los poderes fácticos de la economía, en íntima conexión con poderes fácticos en el interno del partido.
   Pudiera ser que la propuesta de Sánchez sea un intento de presionar a Unidos Podemos con los mismos métodos que él está actualmente soportando por parte de los medios de comunicación y el PP. Y con la excusa de no poder aceptar propuestas “disparatadas” en economía, políticas sociales o diseño del Estado, conseguiría, a su juicio, volver a ser ante el imaginario colectivo la única izquierda “posible y sensata” víctima de los “extremismos”. Y desde luego, la reedición deltrágala con Ciudadanos es, a mi juicio, inasumible.
   Tampoco descarto que Sánchez y su equipo hayan considerado que han llegado tan lejos en su postura -y además en esta situación crítica, anómala e inestable- que no les queda otra opción que quemar las naves. Hay cosas que están cambiando aquí y en parte de la UE.
   En cualquier caso, Unidos Podemos no puede hacer de Don Tancredo y quedarse a verlas venir. Sobre todo, cuando una parte muy importante de su discurso en estos últimos meses ha consistido en instar al PSOE a que encabece una alternativa a Rajoy. Debe jugar y fuerte. Nada está asegurado. Quien mejor conecte con la mayoría social inclinará el sentido del hipotético pacto y de los hipotéticos programas a favor de esa mayoría. Es esta una situación de la que nadie sale indemne, pero es la única que en estos momentos nos da sentido.
   Y en este caso, todo lo que he expuesto anteriormente sobre discurso, elaboración colectiva, organización y Confluencia concreta adquiere caracteres de urgencia en cuanto a la iniciativa y capacidad política. Estamos ante la posibilidad de un cambio muy importante. Y como recordaba Marx hic Rhodas hic salta.
Nota. - Con este artículo pongo voluntariamente fin a mis colaboraciones, que llevan apareciendo en Mundo Obrero más de doce años (exactamente el tiempo que lleva el camarada Ginés Fernández como director del mismo). En este tiempo no he tenido jamás ni siquiera el atisbo o la insinuación de una censura a mis escritos. Ni por parte del Partido ni tampoco por la de la dirección del periódico. Me he sentido libre totalmente. Sirva esto de ejemplo para otras publicaciones.
   La razón fundamental que me ha llevado a dar este paso es sencilla y yo añadiría que muy lógica: no tengo nada que decir de nuevo. Mi discurso, mis propuestas o mis análisis son de sobra conocidos y reiterativamente expuestos aquí y en otras tribunas. Es más, el artículo presente es un compendio de todos ellos. Esto es lo que creo, esto es lo que propongo. No sé de otros caminos ni de otras visiones. Además, no he encontrado otros discursos que pudieran haberme hecho matizar o enmendar al mío (que por otra parte está plenamente inmerso en las líneas básicas de nuestro Partido). No quiero cansar ni tampoco cansarme. Sigo afiliado al PCE y a IU. Dedicaré más tiempo al Frente Cívico. Os doy las gracias por vuestra lectura y seguimiento. Ni abandono la lucha ni tampoco me considero al margen de las luchas presentes. Simplemente quiero ser honesto conmigo mismo, con vosotros y vosotras. Y también con mi Partido. Hay veces que el silencio es el mejor discurso y la mejor de las propuestas. Un abrazo.
Julio Anguita González
Colectivo Prometeo
Frente Cívico “Somos Mayoría”
(Último artículo de nuestro queridísimo Julio en “Mundo Obrero”. Hemos creído justo publicarlo después de que estuviese disponible  en la web de la revista).