La oligarquía económica, social y política que domina desde antes de
la Transición ya tiene la solución, aunque sea inmediata y no perfilada
del todo, para que el bipartidismo sustentante de la misma tenga, a su
parecer, el terreno más despejado; sobre todo después del terremoto del
25 M. Felipe González, que no pega puntada sin hilo, ha dicho hace unas
semanas que el horizonte solamente quedará despejado si PP y PSOE
entienden y aplican el mensaje que viene de Alemania, una “entente” más
elaborada, más precisa y de más compromiso entre las dos columnas del
régimen de la Transición.
Porque no se trata sólo de la situación social del país, sino de
otras cuestiones y problemas que si no son hibernados y ralentizados
pueden dar al traste con el chiringuito. Con la troika apretando los
tornillos de una política que la casta dominante comparte y con las
señales de descontento social manifestadas cada día se hace precisa la
enésima maniobra de maquillaje: la entronización del un Rey “deseado”.
Otras situaciones y cuestiones que tienen mucho que ver con Gürtel, ERE y
Noos. El bipartito no puede aguantar el desenlace lógico y legal de los
procesos puestos en marcha; demasiados excelentísimos señores, y
señoras, en riesgo de ir al trullo. La lógica de la abdicación conduce a
una Ley de Punto Final, o como quiera que se llame la operación que se
ha se ido tramando en estos últimos meses, ¿o años?
Seguro que al augusto señor, que va a perder la inviolabilidad
concedida por la Constitución, se le va a conceder ” de facto” la
inimputabilidad sobre cualquier asunto, cuestión o situación nacida de
las reales influencias.
Desde hoy hasta la proclamación de Felipe VI por la Cortes, este país
y sus medios de comunicación, especialmente los audiovisuales, nos van a
suministrar unas crónicas y unos análisis en la mejor línea de Sissi
Emperatriz. Pero el día a día sigue y estos que hoy saludan la
abdicación que planearon, mañana nos traerán aires republicanos, aunque
muy moderados. Y así hasta que el soberano, el auténtico dueño y señor
de sus destinos despierte de este panem et circenses. La Historia, esa
maestra pesada e incómoda, nos trae el recuerdo de la alegría con que
fue recibido aquel felón llamado Fernando VII.
Julio Anguita González.
No hay comentarios:
Publicar un comentario