La conclusión a la que he llegado se deriva del proceso histórico, rico en avatares y fraudes políticos, que ha culminado en la creación de la UE. Abordo esta exposición sin otra ayuda que la de Clío, musa de la Historia. La idea de una Europa unida es muy antigua.
Desde el siglo XIII con Pierre Dubois que proponía una Asamblea de príncipes eclesiásticos frente a Turquía, hasta Luis Vives con su República cristiana europea, Pío II o Erasmo de Rotterdam, y otros; la idea de una Europa patria común está enraizada en torno a una sociedad cristiana.
Los siglos posteriores son testigos del incremento de proyectos paneuropeos cada vez más laicos. El Duque de Sully, ministro de Enrique IV de Francia propone un Consejo Europeo formado por 15 Estados, entre ellos España. Las figuras de William Penn, el abate Saint- Pierre, Rousseau perfilaron la eclosión europea del siglo XIX.
Saint Simon hace una propuesta en la que los Estados europeos se agrupan en un solo cuerpo bajo la dirección legislativa de un Parlamento General. Pero es Víctor Hugo quien lanza la idea de una supranacionalidad con una cámara senatorial como Legislativo europeo con todas las características inherentes a ello y con la visión de un futuro en el que habrían dos grandes conjuntos territoriales mundiales: EEUU y los Estados Unidos de Europa.
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