Ofrecemos el documento para su descarga (
Documento político CE FCSM. 20-06-15) y un extracto del último capítulo:
“
5.- Último aviso
Llegados a este punto, hay que concluir que el movimiento popular se
encuentra ante una disyuntiva decisiva: adoptar una estrategia de unidad
popular en el sentido anteriormente expuesto, o persistir en la
división y la fragmentación, allanando el camino a los beneficiarios del
expolio de nuestro país. Los resultados de las elecciones municipales y
autonómicas avalan con rotundidad esta hipótesis: donde ha sido posible
una amplia confluencia político-social, sobre la base de alianzas
honestas entre todos los sectores implicados y dentro de un programa
suficientemente ambicioso, se han producido cambios que parecían
impensables hace muy poco tiempo. En cambio, donde ha predominado la
fragmentación y el sectarismo, las urnas han dado oxígeno al bloque
neoconservador (PP-PSOE-Ciudadanos-CIU-PNV). La emergencia de procesos
unitarios en ciudades como Madrid o Barcelona, por citar sólo los casos
más conocidos, alumbra el camino a recorrer para dar un paso más hacia
el profundo cambio político que necesita nuestra sociedad.
El horizonte de las elecciones generales se presenta sombrío si no se aprende rápidamente desde ya.
O las fuerzas políticas, movimientos, colectivos, etc. asumen
consecuentemente que sólo son instrumentos para el gran cambio y no
fines en sí mismos, o sufriremos una derrota duradera que nos sumirá en
tiempos difíciles. Podemos está siendo sometido a una durísima guerra de
posiciones para la que no estaba preparado, demoliendo sin piedad y sin
ningún freno a su equipo dirigente. En este contexto, sin una verdadera
estrategia y un auténtico programa de unidad política y social popular
que vaya más allá del cálculo electoralista, y que necesariamente
implicará negociaciones con otras fuerzas políticas y sociales, no
resulta imaginable la constitución de un contrapoder popular
suficientemente fuerte para iniciar un proceso constituyente.
Es más, afirmamos que a estas alturas, el riesgo al que se enfrenta
el movimiento popular no es sólo perder las próximas elecciones
generales. Creemos que, de no abordarse el problema de la unidad, el
movimiento popular ni siquiera tendrá fuerza para emprender una guerra
de desgaste en las instituciones y en la calle contra el gobierno
resultante de esas elecciones. La clave es que Podemos, IU y las demás
izquierdas crezcan y se desarrollen, alimentando una movilización
unitaria y sostenida de las clases populares que puede desalojar del
poder a los gobiernos neoliberales, como efectivamente ha sucedido en
Atenas y puede ocurrir en otros lugares. Todos juntos somos aún
insuficientes para constituirnos en poder constituyente y desde ahí
alumbrar un nuevo régimen basado en la igualdad, la libertad y la
justicia. Necesitamos todas nuestras fuerzas, toda nuestra capacidad de
unidad para vencer.
Como hemos dicho tantas veces
el programa, la forma de elaborarlo y los valores que subyacen y se explicitan en él, es la clave de las alianzas,
los consensos y la construcción del contrapoder de la mayoría. Y
también, por cierto, de hipotéticos gobiernos municipales y autonómicos
surgidos de las elecciones del 24 de mayo y apoyados por fuerzas
políticas dispuestas, realmente y en la práctica, a oponerse a las
políticas de austeridad impuestas a nuestro país, huyendo de la política
de cheques en blanco o de apoyos acríticos que permita al PSOE
recuperar la credibilidad pérdida. Se trata de evitar etiquetas que nada
dicen y centrar el debate político, estratégico y programático en torno
la ruptura democrática y el proceso constituyente. Por tanto, en
aquellos lugares y circunstancias en los que el PP pueda ser relevado,
el discurso del “frente de la izquierda” (incluyendo en la misma al
PSOE) debiera ser cambiado por el de “acuerdo antigubernamental” y, por
supuesto, con los contenidos programáticos y líneas éticas que lo
constituyan y justifiquen. Y sin perder nunca de vista que una parte del
bipartito ha perdido más que la otra, pero en la trilogía Unión
Europea-Euro-Deuda están plenamente identificados.
Por otra parte, más allá del programa,
el discurso es la línea medular que estructura lenguajes, valores, actitudes y comportamientos.
Y en estos momentos el Frente Cívico debe plantear a las fuerzas que se
reclaman del proceso constituyente y a la población en general la gran
cuestión, el gran problema, el meollo del momento histórico:
Unión Europea-Euro-Deuda.
Y, como trasfondo último que explica hacia donde se dirige el actual
proyecto europeo, el TTIP. Cualquier fuerza política que pretenda romper
realmente con el neoliberalismo, y no sólo sustituir unos gobiernos por
otros, debe plantearse la cuestión de la soberanía y enfrentarse a la
Unión Europea como tal. Negar esta realidad o no atreverse a enfrentarla
conduce invariablemente a la derrota ideológica y favorece a las
fuerzas que alientan la recomposición del dominio neoliberal. La clave
es construir un discurso global que articule adecuadamente el secuestro
de la democracia, la deslegitimación de la política y la acumulación por
desposesión que se ha desencadenado en Europa.
Esta propuesta puede servir de base para una
intervención estructurada y bien planificada,
que sitúe la unidad popular en el centro del debate y defina una
alternativa posible y deseable para nuestro pueblo alrededor de una
estrategia constituyente. La idea es promover el debate en las asambleas
y la celebración de actos con otros colectivos y organizaciones locales
en torno a la propuesta. También es fundamental la preparación y
publicación de artículos de opinión, la elaboración de materiales
gráficos y audiovisuales y la preparación de actos públicos en las
principales ciudades del país. Todo ello permitirá fortalecer el Frente
Cívico desde un punto de vista político y organizativo, extendiendo la
organización y difundiendo nuestro proyecto entre los ciudadanos. La
experiencia más reciente demuestra que la organización del Frente Cívico
sólo resulta posible si va acompañada de una acción política realista,
viable y bien planificada, que permita a nuestros activistas contactar
con la ciudadanía y explicar la base programática que cimenta nuestra
unión.
En segundo lugar, consideramos que el proceso de unidad popular, tal y
como lo hemos definido en las anteriores páginas, debe fomentar y
reforzar el protagonismo de las comunidades de lucha que se han
desarrollado al calor de la crisis económica y que han mostrado una gran
creatividad en la articulación de protestas sociales, especialmente en
el caso de movimientos como las Mareas Ciudadanas, PAH, Marchas de la
Dignidad,
Campamentos Dignidad de Extremadura, Acampada
dignidad Córdoba, Corralas andaluzas, etc. Es un hecho que la
movilización social y la conciencia que se genera en torno a ella pueden
contribuir de forma importante a forjar la unidad popular, extendiendo
la percepción de su necesidad entre los actores políticos y en el
conjunto de la sociedad. Por este motivo, durante las próximas semanas
el Frente Cívico dedicará una parte de sus esfuerzos a impulsar una
convocatoria social que sirva de acicate y estimulo para la unidad popular, incluyendo una
recogida de adhesiones
que contribuya a la activación social de un bloque popular unitario. La
coordinación de esta iniciativa corresponde a los compañeros José Coy y
Manuel Cañada, co-responsables del área de Frente y Sociedad.
Finalmente, el Frente Cívico “Somos Mayoría” considera pertinente realizar un
llamamiento urgente
a todas las organizaciones políticas y sociales comprometidas con la
ruptura democrática a fin de ir hacia la unidad en la mayoría,
concretándola en unos puntos fundamentales que sirvan de base para la
construcción de una alternativa al actual sistema de poder político. Con
esta finalidad, el Frente Cívico se dirigirá a los actores sociales y
políticos y pondrá a su disposición una propuesta programática inicial.
Confiamos plenamente en que estas organizaciones estarán a la altura del
momento histórico y antepondrán el interés general de la ciudadanía a
cualquier otra consideración. Juntos, podríamos.”